domingo, 14 de septiembre de 2014

Gennifer Albin: Las tejedoras de destinos

Es una gran tarta glaseada comprada en una pastelería. MI madre siempre ha preparado pequeños pasteles para nuestros cumpleaños, pero ninguno como esta elaborada tarta blanca con flores de azúcar y glaseado en forma de encaje. Sé que su precio equivale a los víveres de media semana. Lo más seguro es que se lo vayan comiendo de desayuno a lo largo de las semana mientras esperan el siguiente pago. Los delicados festones blancos que bordean la tarta me provocan retortijones en el estómago. No estoy acostumbrada a comer dulces, y no tengo hambre. Apenas puedo tragar unos cuantos pedazos de la carne demasiado hecha.
-Esta es exactamente la tarta que quiero hecha para mi cumpleaños -exclama mi hermana. Ella nunca ha tenido nada parecido a una tarta de pastelería. Cuando Amie llegó a casa de la escuela y vio esta, mi madre le prometió que le compraría una igual para su siguiente cumpleaños. Es algo importante para una niña que solo ha recibido pasteles caseros durante toda su vida, aunque lo que mi madre pretende obviamente es suavizar el inicio del periodo de instrucción.
-Tendrá que ser un poco más pequeña -le recuerda mi madre-, y no probarás ni un pedacito de esta si no terminas primero la cena.
No puedo evitar sonreír al contemplar cómo Amie abre mucho los ojos y empieza a llenarse la boca de comida, tragando deprisa. Mi madre la llama "comilona". Ojalá yo pudiera comer como ella cuando estoy entusiasmada, o nerviosa, o triste, pero los nervios me roban el apetito, y el hecho de que esta sea la última cena que voy a compartir con mi familia me ha formado un nudo en el estómago.
-¿Has comprado esta tarta para Adelice? -pregunta Amie entre bocado y bocado, dejando a la vista trozos de comida masticada.
-Come con la boca cerrada- la reprende mi padre, aunque las comisuras de su boca se curvan ligeramente hacia arriba.
-Sí, Adelice merecía algo especial hoy -la voz de mi madre suena tranquila, pero al hablar su rostro se ilumina y una leve sonrisa juguetea en sus labios-. Pensé que deberíamos celebrarlo.

Gennifer Albin (2013): Las tejedoras de destinos. Editorial Alfaguara. Páginas 16-17.

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